¿Qué tal?
Hoy que empezó un nuevo ciclo en la universidad, amerita escribir algunas cosas sobre ello.
Lo primero es sobre las promesas de cada ciclo que nos hacemos: "Este ciclo sí estudio", "Ahora sí la hago", "Este ciclo no voy a tonos", y demás mentiras verdaderas que nos decimos a nosotros mismos, y claro, lo pregonamos a todo mortal (o inmortal, dependiendo lo que te hayas fumado) que se nos cruce en el camino.
Otro asunto es el "querer ver cursos nuevos", cursos "de verdad", y "de verdad" al final estamos suplicando a todos los santos y beatos para sacar ese puntito que nos salva. También están las celbraciones: "mi(s) pata(s) regresa(n) de viaje luego de estar todo el verano en los yunaites y de hecho que hay que celebrar su regreso", o "vamos al 'hueco', es el 1er día...", claro, es el 1er día; el problema está cuando también celebras el 1er fin de semana, el 1er fin de semana luego del primero, el primer fin de semana de cada mes, y llegar al colmo de celebrar el primer día de evaluación o el primer jalado, o el primer aprobado. Motivos nunca faltan... ¡Aleluya por eso!
Pero más allá éstas y otras cuestiones, de chacota pero ciertas, es una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor, de reecontrarse con los amigos, de jugar tu pichanga y ver caras nuevas; asustar a los cachimbos y empezar a hacer "avisos de servicio público" buscando prácticas y exámenes pasados (se supone que la "evaluación" que hiciste a los profe's con los que llevarías tus cursos, ya la hiciste antes y durante la matrícula; pero esa es otra historia)
Creo que no hay nada como el 1er día de clases, sea en el cole', instituto o universidad; seas cachimbo (nuevas experiencias, nuevas amistades, nuevo estilo de vida) o promo (el último ciclo con tus patas, pensar en el qué vendrá después); nada se compara con él, ni el último día de clases (el que se supone es el más feliz)
Hoy comienzo un nuevo ciclo, lleno de proyectos -y también de cursos-, pero con bastante expectativa por ello, bastantes ilusiones, promesas y sueños; es emocionante pensar en ello, en los retos y las amanecidas que vendrán; el no desayunar porque me hice tarde o no almorzar porque tengo que estudiar para la práctica dentro de 2 horas; ¡¡¡qué linda vida!!!, y no lo digo con ironía, ya que el sufrir todo eso es parte de ser universitario... ¡Bienvenidos a clases!
Hoy que empezó un nuevo ciclo en la universidad, amerita escribir algunas cosas sobre ello.
Lo primero es sobre las promesas de cada ciclo que nos hacemos: "Este ciclo sí estudio", "Ahora sí la hago", "Este ciclo no voy a tonos", y demás mentiras verdaderas que nos decimos a nosotros mismos, y claro, lo pregonamos a todo mortal (o inmortal, dependiendo lo que te hayas fumado) que se nos cruce en el camino.
Otro asunto es el "querer ver cursos nuevos", cursos "de verdad", y "de verdad" al final estamos suplicando a todos los santos y beatos para sacar ese puntito que nos salva. También están las celbraciones: "mi(s) pata(s) regresa(n) de viaje luego de estar todo el verano en los yunaites y de hecho que hay que celebrar su regreso", o "vamos al 'hueco', es el 1er día...", claro, es el 1er día; el problema está cuando también celebras el 1er fin de semana, el 1er fin de semana luego del primero, el primer fin de semana de cada mes, y llegar al colmo de celebrar el primer día de evaluación o el primer jalado, o el primer aprobado. Motivos nunca faltan... ¡Aleluya por eso!
Pero más allá éstas y otras cuestiones, de chacota pero ciertas, es una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor, de reecontrarse con los amigos, de jugar tu pichanga y ver caras nuevas; asustar a los cachimbos y empezar a hacer "avisos de servicio público" buscando prácticas y exámenes pasados (se supone que la "evaluación" que hiciste a los profe's con los que llevarías tus cursos, ya la hiciste antes y durante la matrícula; pero esa es otra historia)
Creo que no hay nada como el 1er día de clases, sea en el cole', instituto o universidad; seas cachimbo (nuevas experiencias, nuevas amistades, nuevo estilo de vida) o promo (el último ciclo con tus patas, pensar en el qué vendrá después); nada se compara con él, ni el último día de clases (el que se supone es el más feliz)
Hoy comienzo un nuevo ciclo, lleno de proyectos -y también de cursos-, pero con bastante expectativa por ello, bastantes ilusiones, promesas y sueños; es emocionante pensar en ello, en los retos y las amanecidas que vendrán; el no desayunar porque me hice tarde o no almorzar porque tengo que estudiar para la práctica dentro de 2 horas; ¡¡¡qué linda vida!!!, y no lo digo con ironía, ya que el sufrir todo eso es parte de ser universitario... ¡Bienvenidos a clases!
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